domingo, 10 de abril de 2011

Niebla

Mucho tiempo ha pasado. Meses de tranquilidad mezclados con impaciencia, Nuevamente me sentía dentro del mundo de la nada.

En estos momentos no entiendo lo que pasa. Siento que hay muchas cosas por decir o hacer, pero el miedo me consume completamente. Lo odio... ¿Qué odias? Sentirme así, saber que no puedo decir sólamente cosas, sino hacer algo. Pero no lo sé, es algo que no logro controlar...

Sabía que la persona con la que deseaba estar para siempre en este mundo no volvería sin importar cuánto me esforzara... ¿Por qué dices eso? ¿Acaso te lo dijo?... Sí, claramente y lo repitió en varias ocasiones. ¿Qué piensas hacer entonces? No lo sé. Hay tantas cosas que me gustaría hacer en estos momentos, pero tengo miedo. Tengo miedo de intentarlo todo y después darme cuenta de que mis esfuerzos no sirvieron de nada.

Sueño... Conozco esta sensación, me agrada bastante... Ahí está ella, esperándome bajo el árbol de nuestra promesa. Corro hacia ella y la abrazo tan fuerte que siento su aroma como si estuviera despierto. Sólamente debió mirarme para que estallara en un llanto interminable. Tomó mi mano y volví a sentir su calidez. Sin decirme nada, me besó. Era el momento de decirle todo lo que pensaba y sentía por ella, pero dijo que no era necesario, que todo estaba bien... Me sentía nuevamente con vida, al saber que podía estar junto a ella, abrazarla siempre que quisiera y saber que esto seguiría...

Pero... Desperté... Las lágrimas no dejaban de caer... Muy inquieto volví a la realidad. Noté que nada fue real y que sólo fue un truco de mi mente, pero que aún así, reflejaba mi más grande deseo. Esa mañana fue la peor de todas. Sabía que la vería y que el dolor sería muy grande... Cuando llegó ese momento sólo pude mirarla con tristeza, casi no fui capaz de dirigirle la palabra para que supiera que no me rendiría con ella, que daría mi vida por volver a su lado.

Se fue... Tuve ganas de correr a abrazarla... ¿Y por qué no lo hiciste? No fui capaz por temor a su rechazo. Soy un idiota que siempre pierde lo que más valoro. Ahora simplemente lucharé y no me daré por vencido. Le demostraré de lo que soy capaz, de lo mucho que la amo y la falta que me hace.

Haré lo posible para que seamos felices en esta realidad, sin temores... ¿Crees que lo lograrás? No lo sé, no suelo confiar en mí mismo, pero cambiaré eso y me esforzaré por ella hasta el último minuto.